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03 noviembre 2006

Crónica: Un día aciago

Hoy es un día aciago, en días como este, mi labor como cronista supone un gran pesar al tener que rememorar los tristes acontecimientos acaecidos aquella fría noche en el monte Morguelo...

...Habíamos dejado a nuestros héroes entrando en la imponente fortaleza de las Tres Torres, precedidos por el castellano de la fortaleza y algunos de sus hombres. Taón Uldayr- Dejad vuestros caballos en nuestros establos, y pasad a la torre para que nuestro señor os de la bienvenida.- dijo el castellano mientras señalaba hacia una imponente mole de piedra negra pegada al corte de la montaña. - Por cierto, mi nombre es Taón Uldayr.

Dicho y hecho, nuestros amigos dejaron los caballos en los prácticamente desiertos establos del castillo, donde un tal Alger y un pequeño bribón llamado Ratón, se encargaron de proporcionarles forraje y un buen cepillado.
Mientras estiraban los musculos agarrotados por el largo viaje, echaron un vistazo a la fortaleza.
La enorme pared casi vertical del monte Morguelo proyecta su sombra sobre toda la extensión de la fortaleza, los graznidos de los cuervos que revolotean alrededor de la más alta de las tres torres, a la izquierda de los establos, es el sonido predominante. Unos pocos soldados miran con curiosidad mientras se arrebujan en sus gruesos abrigos, en lo alto de la muralla que une las tres torres.
La torre señalada por el castellano, era menos alta que la torre de los cuervos, pero mucho más robusta, es sin duda el centro neuralgico de la fortaleza, una agrupación de viviendas al pie de la misma, indican la presencia de los vasallos del clan que prestan sus servicios a cambio de la protección de los altos muros.
También la cilindrica estructura de la torre de los cuervos, tiene a sus pies lo que parece un taller lleno de herramientas de carpintería y herrería.
También destaca en el centro del espacio entre murallas, el templo dedicado a la unidad, donde una solitaría figura, barre los escalones apartando eficazmente la nieve acumulada.

Una vez se aseguraron de que sus animales estaban en buenas manos, acudieron a su cita en la enorme torre. La entrada se encontraba a la altura del muro, subieron hasta encontrarse con el majestuoso paisaje de los verdes bosques al norte de las montañas y por una apertura abierta a modo de puerta en las gruesas paredes de la torre.
El salón de la entrada tenía el aspecto de estar medio abandonado, el polvo acumulado y la puerta principal cerrada, daba la idea de que hacía tiempo que no se utilizaba. Taón les indicó que pasaran por una puerta en uno de los lados dando paso a una inmensa estancia utilizada solo en parte, pues unos telones enormes a la izquierda clausuraban más de la mitad del espacio.
En un improvisado trono, sobre un estrado se encontraba un niño de apenas 15 años, junto a el de pie apoyado sobre un bastón, un anciano de mirada penetrante. A pocos metros sentada en otro sillón, se encuentra también una niña, con un parecido claro con el niño que indica algún tipo de parentesco. También sobre el estrado se encuentran dos capitanes de la escasa guarnición restante del castillo así como el jefe de la misma, y una atractiva joven sentada junto a la niña.

Resulta que el señor del clan y la mayor parte de sus hombres, más de 300, marcharon a Lakoburgo, dejando a los que ahora estaban ante ellos al mando de la fortaleza. Una reducida guarnición, y el servicio del castillo es todo lo que queda del esplendor del clan Deurentyr. Vor Vushep Findal está reuniendo un gran ejercito en Lakobrugo para acabar primero con el clan Bertyris, luego el resto de los clanes, y así quedar en disposición de finalmente terminar con el infiel.
El niño, Derrik, es el cuarto hijo del señor, y se mostraba entusiasmado con las noticias que sus supuestos aliados pudieran traer sobre su padre o la guerra.
Wotan empezó a farfullar alguna invención para contentar al niño cuando se vió interrumpido por unos gritos provenientes del fondo de la sala.
Blesia FelgundUna mujer vestida de negro con la vista algo perdida señalaba hacia el grupo y gritaba -Impostor!, Impostor!
Rápidamente, la joven sentada en el estrado, y un par de soldados, se acercaron a ella y con palabras amables la sacaron de la estancia.
-Debeis disculpar a mi tía Blesia- comentó Derrik. Desde que mi tío murió la pobre perdió la cabeza y no sabe lo que dice.
El anciano que se encontraba junto a Derrik, se acercó a él y le susurro algo al oido, tras lo que dijo - Quiero celebrar un banquete en honor a nuestros invitados, esta noche correrá el vino y la carne para celebrar su estancia en nuestros dominios.

La propuesta entusiasmo a nuestros amigos, pues la perspectiva de una comida caliente y abundante, después de tantos meses a base de carne seca, pequeñas bayas, y roedores, resultaba cuanto menos tentadora. Wotam que se hacía pasar por un Vor del clan Grejeon, fué invitado a elegir un aposento en la segunda planta de la torre, mientras que su séquito de guerreros, podría descansar en la torre de la guarnición.

Se dieron un baño caliente, y pasearon por la fortaleza mientras esperaban la pitanza. El Mulo acudió a la marroquinería para ver si podía empezar a curtir las pieles de troll que lleva consigo. Cornellius limpió y afiló sus armas en la herrería. El monje paseó y habló con algunos de los sirvientes de la fortaleza, uniendose más tarde al mulo en la marroquinería. Y Wotam disfrutó del lujo de su habitación y entabló una tranquila charla con el jefe de la guarnición, un viejo noble llamado Polash Laortas.Polash Laortas
Cabe destacar la conversación que tuvo Cornellius con Ratón, el pequeño mozo de los establos, según le dijo éste, había espiritus bajo la iglesia, en la cripta, los espíritus de los antiguos señores, y que la otra noche vió unas luces, probablemente uno de los espiritus, en la pared del monte, a más de 100 metros de altura sobre la fortaleza. La perspectiva de encuentros con seres de otro mundo agradó mucho a Cornellius...

El monje y Wotam idearon un plan para conseguir la cabeza del padre del segundo, que recordemos se encontraba en una pica en el muro sobre la puerta de la fortaleza, y poder así darle un entierro honroso.

Y por fin llegó la noche, y comenzó la fiesta, la comida y el vino corrieron a mansalva, Wotam contó muchas historias al pequeño Derrik, Mulo, Cornellius y el Monje, disfrutaron de la cena y de la compañía, en un momento dado, una de las hijas del cocinero, que servía vino por las mesas, se acercó al monje y le susurró un mensaje al oido, -Alguien interesado en saber porqué un monje dragón se ha unido al clan Grejeon, quiere verte en la entrada de la cripta, cuando Olgar comience a cantar .
El monje usó a la misma niña para avisar a Wotam, que se sentaba en la mesa de los nobles, que saliera un momento fuera. Allí pudieron hablar libremente, y pensar en su próximo movimiento. Al rato de estar fuera discutiendo que hacer, el tumulto de numerosas jarras golpeando las mesas anunciaba que Olgar comenzaba a cantar, había que actuar. Wotam volvió a entrar al banquete para avisar a los otros de que debían ir a la Cripta.
Mientras, el monje supuso que la cripta se encontraría bajo el templo de la Unidad y acudió discretamente hacia allí. Al poco llegaron Cornellius y Mulo, Wotan se había quedado en el banquete para no levantar sospechas.
Decidieron que entrase primero el monje quedandose nuestros otros dos amigos fuera por si había problemas. Efectivamente en el interior del templo, existían unas escaleras que descendían y allí se encontraba el anciano consejero del pequeño Derrik. - Por fin!, crei que no vendrías nunca. - El anciano de nombre Eldrodden, aclaró que no albergaba intenciones hostiles hacia él o su grupo, siempre que ellos se comportaran de manera similar con su clan. - Sólo quería intercambiar información, algo escaso en estos tiempos extraños, acompañadme a mi torre donde estaremos más confortables y tranquilos, alejados de posibles espectadores "casuales".
EldroddenAsí pues se encaminaron hacía la alta torre que se encontraba enfrente de la torre donde se celebraba el banquete, uniendose a ellos Wotan, que por fin se había quedado libre, al retirarse todos los nobles que se sentaban a su lado.
Algo extrañó y alarmó al grupo momentos antes de entrar en la torre, una pequeña luz se veía en la pared vertical del monte Morguelo, justo encima de la torre del homenaje. Cornellius, se entusiasmo, al considerara que debían ser los espíritus de los que le habó el pequeño Ratón.
En la segunda planta de la torre, al calor de la chimenea, hablaron largo y tendido aclarando puntos, para resumir, expondré los puntos que expuso el anciano Eldrodden

  • [...]Hace muchos meses, el clan Findal convocó una reunión de todos los jefes de clan, para estudiar como tratar el tema de los Giaks. A la vuelta de aquella, el señor de Tres Torres, Bresian Deurentyr volvió raro. Al principio crei que se debía al pesar que sentía por la muerte de su hermano Regor durante dicho viaje, un jabalí salvaje le atacó derribandolo de su caballo... Ya no me consultaba tanto como antes.

  • Vushep, lider del clan Findal, está preparando un gran ejercito en Lakoburgo, se estan organizando para acabar con la resistencia de las demás casas y poder así acabar con el infiel "imperio". Y requería de tropas de todos los clanes aliados.

  • La esposa de Bresian, ponía objeciones a la guerra, no veía bien que para derrotar al infiel hubiera que unirse a esas pestilentes criaturas. Ella era muy creyente, y acudía mucho a la iglesia. El pastor y ella presionaban mucho al señor. Una noche la esposa de Bresian apareció al pie de la torre, había caído desde lo alto. Fue una noche tormentosa, pero aún así resulta muy extraño. Algunos rumores hablaban de suicidio. El pastor de la unidad también murió de una extraña enfermedad, nunca había visto nada similar, murió muy rápidamente, sospecho que algún tipo de veneno contaminaba su sangre, pero me guarde mucho de expresar mis sospechas[...]

  • [...]Los aliados de nuestro clan presionaban a Bresian para que no aceptara unirse a esa cruzada oscura. Finalmente, Bresian se decidió a organizar una reunión de todas nuestras casas aliadas, para decidir si se mantenía la alianza con Findal o no. Durante la reunión, se habló sobre esto, mientras se bebía y comía, y cuando ya todos estaban confiados, ahítos, y medio borrachos. Los que estaban expresando opiniones en contra fueron capturados y ejecutados, sin derecho a una muerte digna, decapitados, algo totalmente en contra de las sagradas normas de la hospitalidad, el clan está maldito por ello. Fueron unos días horribles. Los que permanecieron fieles, se unieron aun más, aterrados ante las consecuencias de cambiar de idea. Uno de los ajusticiados, era el antiguo castellano, entonces el guardabosques Beric Wodgroy, tu padre Wotan fue colocado en su puesto.[...]

  • [...]El grueso de las tropas de nuestra casa, partieron hace días camino de Lakoburgo para servir al señor Vushep. Tal y como indica nuestro pacto de alianza. El señor, sus tres herederos, y el grueso de sus Vor, así como más de trescientos guerreros.[...]

  • [...]Las casas de los "traidores" fueron perseguidas sin piedad. Pero también se unieron entre si, para aumentar sus posibilidades de supervivencia. Este grupo se anticipaban a los movimientos organizados por Bresian, y siempre salían airosos de todas las trampas y emboscadas, finalmente se descubrió que tu padre ayudaba a esta banda, y fue torturado hasta que confesó para ser ajusticiado pocos días despues.[...]

  • [...]Por lo que sé en la mayoría de las casas aliadas del clan Findal, se cuentan historias parecidas a la nuestra. Pero nadie sabe que sucede exactamente, nadie que haya ido a Lakoburgo ha vuelto, todos se han quedado allí, por eso estamos ansiosos de noticias. Mis cuervos no llegan hasta allí, no me puedo comunicar con los consejeros de aquella zona.[..]

  • [...]Esa extraña luz en lo alto del monte, me preocupa, pues parecen proceder de la escalera del cielo, una antigua y abandonada escalera excavada en la roca que asciende hasta lo alto del monte. Allí arriba no hay nada, salvo las antiguas ruinas de la fortaleza[...]


Una vez el anciano terminó de exponer sus pobres conocimientos sobre la situación Acromion (el monje), y el Mulo, expusieron los suyos, para intentar plantear una estrategia a seguir. A modo de conclusión Mulo decidió que quería infiltrarse en las tropas de Vushep y así poder averiguar que ocurre, y avisar o intervenir en caso de que hiciera falta. Pero para ello antes debían poner estos conocimientos en manos del imperio y del resto de consejeros de los clanes del norte, para actuar con premeditación y un leve respaldo.
Eldrodden, accedió a dejarles unos cuantos de sus cuervos para poder enviarlos con mensajes cuando averiguasen algo.
Una vez terminada la charla, decidieron acudir a investigar la misteriosa luz en el monte, el viejo les explicó donde se encontraba la escalera, y el mejor modo de llegar a la azotea de la torre, evitando ser vistos por los guardias, dicho y hecho, Mulo, Cornellius y Wotan llegaron primero, pues Acromion fue a por su equipo a los establos.
Mulo y Cornellius estaban impacientes por subir, la escalera desgastada por los fuertes vientos, y resvaladiza por el intenso frio, no daba sensación de seguridad, pero pese a todo decidieron comenzar a subir, para asegurarse, se unieron por la cintura con una cuerda.
Así pues comenzaron la escalada, con un sorprendido Wotan mirando desde abajo, cuando llevaban varios minutos subiendo y apenas eran un punto de luz en la pared de la montaña, cuando un desafortunado resbalón provocó la caida de Mulo al vacío - GONGARRRRRRR!!!!! - gritaba mientras intentaba aferrarse a la pared casi vertical del monte. Cornellius, en un acto de desmedida valentía o incosciencia, afianzó los pies y agarró la cuerda intentando sostener al compañero caido, pero cuando sucedió el tirón también salió disparado al vacío. Y así ambos compañeros, cayeron y cayeron, golpeandose repetidas veces con la pared, hasta que al final el techo del torreón detuvo la caida. Sorprendentemente aun podían articular palabra, aunque yacían en una psotura grotesca con varios huesos rotos. A los pocos minutos, llegó Acromion, e intentó realizar una de sus curaciones, empezando por El Mulo que se encontraba bastante más dañado. Impuso sus manos y el Mulo cayó en una tranquila incosciencia mientras parte de sus heridas comenzaban a sanar. El monje vió que poco podía hacer con ellos allí así que llamó a uno de los centinelas, para que le ayudaran a bajar los cuerpos destrozados de sus compañeros. Mientras esto sucedía, Wotan decidió subir por la escalera.
Cuando Acromion se aseguró de que la gente del castillo se haría cargo de los compañeros caidos, siguió los pasos de Wotan, subiendo también por la escalera al cielo.
Primero Wotan y más tarde Acromion, llegaron a lo más alto del monte Morguelo, donde aparte del viento, nada más se oía. A cierta distancia se veía una luz de una linterna resguardada del fuerte viento por los restos en ruinas de alguna construcción ancestral. Apoyado contra uno de los restos, se encontraba una figura encapuchada. Nuestros amigos decidieron acercarse para intentar verlo mejor, cuando se encontraban a escasos 20 metros, Wotan, dió un mal pie, haciendo que un grupo de guijarros, que probablemente llevaban siglos sin moverse, cayeran, causando un estrépito suficiente como para que la figura se girara alertada, y apagase la linterna.
Nuestros héroes se ocultaron para evitar ser vistos, pero entonces una retaila de extrañas palabras y murmuraciones avecinaron lo peor, una especie de circulo de oscuridad rodeó a la figura encapuchada, revelando unos poderes más allá de la comprensión humana.
Un terror gélido y paralizante hizo presa en Wotan, más concretamente en sus intestinos, haciendole vomitar la copiosa cena.
Todos los sentidos del monje, gritaban para que saliera de allí, pero ajeno a todo ello, se aproximó al area oscura para ver si podía atacar. Del interior de la oscuridad surgió un potente rayo azulado que Acromion evitó por lo pelos al arrojarse de bruces al suelo. Con una hábil pirueta se levanto para recibir a la siniestra figura que surgió entre las sombras pocos segundos después. HELGHASTLa figura empuñaba una espada, y su rostro era lo más horrible que el monje había visto nunca, rápidamente comenzó el combate, y Acromion asestó a la criatura un buen número de golpes capaces de matar a un oso, pero la criatura que parecía ignorarlos todos, atacaba una y otra vez, intentando ensartar al monje en la punta de su espada. Unos pocos segundos más y Acromion notaría el cansancio, afortunadamente, Wotan, se superó su terror y atacó a la criatura también apoyando así a su amigo el monje.
Todo parecía inutil, la arrojaron entre los dos al suelo, le golpearon, lo patearon, le ensartaron, pero ellos cada vez estaban más cansados, y a la criatura nada le afectaba. Wotan incluso logró arrebatarle la espada y empalarle, pero ni con esas medró. Durante la refriega, la criatura adoptó la forma de la amante de Wotan, hablando con su misma voz y mirandole con sus mismos ojos, pero no consiguió engañarles y siguieron luchando.
Finalmente a una señal decidieron huir, pero con tan mala suerte de que cada uno salió en dirección contraria. A los pocos segundos, Wotan se encontraba al borde del precipicio, de más de 300 metros de altura, con la terrible y peligrosa escalera a sus pies, y Acromion de manera similar pero sin ninguna escalera, simplemente la escarpada pendiente del terrible y fatal monte Morguelo.
Así pues ambos se dieron la vuelta y se enfrentaron de nuevo con la criatura. Cuando corrían hacia ella, un siniestro y familiar aleteo, presagiaba lo peor, un Kraan se aproximaba.
Sin amedrentarse por el terror que les atenazaba el estómago, siguieron avanzando hacia la figura encapuchada con forma de mujer que se recortaba contra la oscuridad de la noche. HELGHASTDe repente, el terrorífico ser, extrajo de la nada una enorme lanza que destelleaba con un fulgor azulado. ¿Cuántos más trucos desagradables escondía esta criatura?. Apuntó en dirección a Wotan mientras este corría hacia el, temiendo lo peor, comenzó a correr en zig-zag. Del extremo de la lanza surgió un potente rayo azulado que Wotan consiguió esquivar, lejos de rendirse, volvió a levanterse y continuó corriendo. Cuando apenas unos pocos metros les separaban un segundo rayo surgió de la lanza, y esta vez Wotan no logró esquivarlo, recibiendo la mayor parte del daño en un pie cayendo y rodando por el suelo. Instantes despues, Acroniom se abalanzó sobre la criatura arrojandose al suelo con ella intentando inmobilizarla, en el forcejeo, la criatura le tocó la cara provocando unas terribles quemaduras en el pobre monje, que al intentar usar sus poderes curativos una vez más, quedó exahusto y rendido sin apenas poder moverse. Wotan, cojeando por la quemadura de su pie, se retiró de nuevo a la escalera.
La criatura, se levantó y recogió la espada de Wotan. Mientras Acromion se arrastraba poniendo distancia entre él y el ser, pero este inexorablemente se acercaba hasta que sin piedad comenzó a asestarle un golpe tras otro. El monje conseguía evitar la mayoría pero alguno le alcanzaba, por lo que cada vez estaba más malherido, cubierto de sangre y agotado, a punto de la incosciencia. En un último rayo de esperanza percibió que se encontraba al borde del precipicio, su instinto natural de supervivencia le impulsó a dejarse caer, pero los dioses le habían abandonado, pues un impacto contra el borde rocoso del monte acabó por terminar con el último soplo de vida que le quedaba, su cuerpo sin vida continuó cayendo hasta quedar atrapado por unos arbustos a más de 30 metros de distancia.

Mientras Wotan había comenzado a descender por la escalera, mirando constantemente hacia arriba temiendo ver aparecer la figura de su amada en cualquier momento. Pero no fué eso, sino el aleteo de un enorme Kraan el que le alertó sobre un peligro más inminente, un ser diabólico montado a lomos del enorme pajaro comenzó a embestirle con una larga lanza. Tras evitar algunos envites, y viendo que la situación era desesperada, Wotan saltó hacia el enorme pajaro agarrandose a su poderoso cuello, el exceso de carga hizo que el Kraan, se balancease peligrosamente, estando a punto de perder el agarre en un par de ocasiones. Cuando el jinete se hizo de nuevo con la montura, comenzó a maniobrar para deshacerse de el molesto polizón.
Wotan desesperado, dejó caer su espada y sacó un cuchillo con el que cortó las riendas que sujetaba el jinete, éste carente de un buen agarre optó por intentar agarrar a Wotan y arrojarse con el al vacío, pero falló y el único que se cayó fue el siniestro jinete. Ya sin jinete el pájaro empezó a descender pero no antes de que la fátiga hiciera presa de los músculos de Wotan que cuando aún se encotraba a gran altura, cayó hacia la espesura que se extendía 30 metros por debajo de él, el crujir de huesos rotos, es lo último que se oye antes de que el graznido triunfal del Kraan retumbe en la noche...

...En la enfermería Mulo y Cornellius yacen incoscientes desconocedores de todo lo ocurrido en lo alto del monte Morguelo....

01 junio 2006

Crónica: Es la hora de volver


Los dos norteños yacían incoscientes en el suelo, el monje se había encargado de curar sus heridas para evitar que se desangraran hasta la muerte, aunque en su fuero interno dudaba de si eso había sido un acto de piedad o una crueldad mayúscula.
El mulo miraba a ambos con ojos de depredador, sin dejar de afilar sus cuchillos. Wotan, no paraba de preguntar - ¿se han despertado, ya? -, con el cuchillo en la mano, indicando que su pregunta no simbolizaba preocupación por la salud de los heridos. Pero el que más inquietaba al monje, era Cornellius, pues miraba de reojo a los norteños tendidos en el suelo con una siniestra sonrisa, que se transformaba en ocasiones en una risilla nerviosa.

Por fin, los dos jinetes norteños recuperaron la consciencia y más les valdría no haber despertado nunca, pues lo que sucedió a continuación no lo podían haber imaginado ni en sus peores pesadillas.
Tras ser interrogados y amenazados, los dos prisioneros contaron que pertenecían al clan Grejeon, siempre fiel al clan Findal, iban de Lakoburgo a los dominios de su clan. Pero hasta aquí duraron las bondades, se acabó el interrogatorio, y comenzaron los golpes, amenazas psicológicas, culminando toda la sesión, en un horrible ritual sádico perpetrado por Cornellius, donde las lenguas de ambos hombres fueron cruelmente cortadas. El monje poco pudo hacer, salvo cauterizar sus heridas para, una vez, más impedir su pronta muerte.

El siguiente paso, era retomar la marcha para alcanzar al grupo de Giaks con los prisioneros, pues ahora contaban con caballos y previsiblemente antes de anochecer podrían encontrarse con ellos. El que hacer en ese momento era algo en lo que preferían no pensar. Se llevaron consigo todos los caballos de los norteños así como a los prisioneros por si llegado el momento era necesario negociar.

Es de mención notar que tanto Wotan, como el monje, solo habían visto caballos de lejos, nunca antes habían montado en uno. Pero pese a algunos percances iniciales, lograron ensillar y comenzar la marcha.

KraanCuando apenás llevaban unas horas montando, un enorme pájaro infernal apareció desde el horizonte. Realizó un par de vueltas de reconocimiento a gran altura, siguiendo su camino hacía el oeste. Pero entonces, para sorpresa de todos, el mulo, sacó una cornetilla que había robado a un Giak hace unos días, y comenzó a hacerla sonar, a la vez que hacía numerosos aspavientos. El gran pájaro giró y volvió ha girar en grandes círculos sobre el grupo de jinetes, solo que esta vez a menor altura. Debido a la inclinación del pájaro, pudieron comprobar que iba montado por una criatura humanoide, de siniestro aspecto. Tras unos instantes de tensión, el pájaro emitió un penetrante chillido y partió rumbo norte, hacia Lakoburgo, el lugar desde donde presumiblemente había venido.
Es facil suponer que los más de dos metros de altura y su siempre amenazante aspecto, disuadieron al resto del grupo a preguntar al mulo porqué había hecho semejante tontería, igual es debido al estrés de guerra.

Unas horas después acabaron alcanzando al grupo de Giaks, cuyo número había aumentado a lo largo de los días conforme se le iban uniendo diferentes grupos. Ahora se contaban por varias decenas, yendo casi la mitad de ellos montados a lomos de lobos infernales.
Conforme el grupo se acercaba a los Giaks, estos comenzaron a aminorar la marcha y a formar en círculo en previsión de cualquier incidencia, dejando a los prisioneros que aún vivían en el centro.
Manteniendo en todo momento las distancias, el mulo comenzó a lanzar imprecaciones, a los Giaks buscando que estos abandonaran la seguridad de la formación, en un ataque, a ser posible, solitario y suicida contra el enorme jinete montado a caballo.
En varias ocasiones los Giaks intentaron avanzar para encontrarse con el grupo, pero estos siempre mantuvieron una distancia prudencial. Wotan intentó acertar con sus flechas a alguno de los líderes Giaks, pero sin demasiado éxito, éstos por su parte aprovecharon también un par de momentos para lanzar una andanada de saetas con sus ballesteros, pero también con poco éxito.
En uno de los avances de los Giaks, nuestros “héroes” decidieron que sus prisioneros se bajaran del caballo. Pese a los intentos de negarse de estos, fueron cruelmente abandonados. Y así, atados, mutilados, y malheridos, fueron masacrados por los primeros lobos infernales que les dieron alcance, poniendo fin a su sufrimiento para siempre.
Cuando el sol estaba cerca de ocultarse, se decidió, sabiamente, que no era conveniente estar cerca cuando se hiciera de noche. Por lo que comenzaron a marcharse, pero el joven Wotan no pudo reprimir su impulso hormonal, y decidió hacer una rápida cabalgada a lomo de su caballo acercándose lo más posible al nutrido grupo de enemigos, a ver si entre los presos podría ver a su amiga. Cuando creyó haberla visto, y ya se volvía una andanada de saetas salió disparada en su dirección con la mala fortuna de que una le acertó en la pierna y otra en plena cara, eso junto con su inexperiencia como jinete provocaron que cayera al suelo, quedando ahí aturdido y medio muerto.
Un enorme aullido de alegría multitudinario salió del grupo de Giaks, del que unos cuantos Lobos Infernales salieron raudos a cazar a su nueva presa.
Los compañeros de Wotan sin pensárselo dos veces, emprendieron a su vez una carrera para alcanzar a éste antes que los lobos. Wotan aturdido comenzó a correr en dirección a sus amigos, pero cuando apenas llevaba unas pocas decenas de metros, cayó inconsciente debido a sus graves heridas.
El mulo, fue el primero en llegar, su enorme tamaño le fue de gran ayuda para agarrar a Wotan por el cinto y subirlo a la montura. Instantes después llegaron los lobos, con los que se cruzó esquivando las lanzas de sus jinetes. Cornellius, y el monje también se cruzaron con el grupo de los lobos, pero sin sufrir bajas por ninguna de las partes. Afortunadamente la mayor rapidez de los caballos frente a la de los lobos, les permitió poner tierra de por medio.

Y así llegó la noche, el monje curó como pudo las heridas de Wotan, pero este aun permanecería inconsciente unas horas más. La excelente visión en la oscuridad que posee el monje, les permitiría seguir avanzando, por lo que decidieron seguir la marcha por si los Giaks, habían mandado un grupo en su busca.
Fue una vez más, gracias al monje, que pudieron prevenirse, al ver éste, contrastadas con las estrellas un grupo de pájaros gigantes como el que habían visto el día anterior. Permanecieron ocultos bajo una estructura rocosa, hasta que los pájaros descendieron. Durante este tiempo Wotan se despertó pero aun dolorido y aturdido. Entonces decidieron proseguir la marcha. Al poco rato a unas pocas decenas de metros, destacada contra el horizonte, en una agrupación de rocas el monje vio la silueta humanoide y encapuchada. Cuando se disponía a avisar a sus compañeros, notó una desagradable sensación dentro de su cerebro, como si unos siniestros dedos hurgaran en su cabeza buscando donde existía un punto débil. Sin pensárselo dos veces, corrió hacia las rocas gritando, la silueta desapareció tras éstas, para momentos después salir montada sobre el enorme pájaro. El monje arrojó su lanza que rajó una de las alas de la enorme criatura, cayendo ésta y su jinete de nuevo al suelo.
Mientras tanto el resto del grupo encendió una antorcha rápida que tenían preparada para poder ver en caso de un ataque nocturno.
Cuando el monje llegó a las rocas de repente una extraña y sobrenatural oscuridad cubrió la zona, no permitiendo ver nada de lo que había en el interior. Decidió permanecer a la espera por si ocurría algo, y ocurrió que el mulo se introdujo en dicha oscuridad gritando como un loco. VordakTambién él notó esa extraña sensación dentro de su cabeza, pero se centró en golpear sin mirar en todas direcciones, entonces durante un instante, un ser con un cráneo pelado donde debería haber una cabeza apareció y le propinó un certero golpe en la pierna. En ese momento el mulo, invocó a su dios, y éste le otorgó la destreza necesaria para propinar un certero golpe en el cráneo de la criatura, rompiéndolo en pedazos. Y la oscuridad volvió mientras caía al suelo.

El resto del grupo dio buena cuenta del pájaro gigante, y el monje, tras concentrarse un rato decidió entrar de nuevo en la oscuridad para enfrentarse a la criatura si aún continuaba con vida. Así permanecieron varios minutos, rodeando la misteriosa área de oscuridad, hasta que de repente, igual que vino, se fue, volviendo a estar claramente iluminada por la luz de las antorchas. Buscando el cuerpo que había golpeado al mulo, solo encontraron una gran gema roja que Cornellius rápidamente cogió.
Tras examinarla durante un rato decidió que lo mejor era romperla, por lo que la estrelló contra una roca. El mulo se guardó los pedazos como recuerdo.
El monje volvió a usar de sus artes curando milagrosamente la pierna herida del mulo, pudiendo éste andar de nuevo y proseguir la marcha.

Pocas horas antes del amanecer, llegaron al linde del bosque, donde permanecieron descansando, hasta que se hizo de día. Cuando despuntó el alba, a lo lejos pudieron ver como otros tres pájaros gigantes, alzaban el vuelo, girando y explorando la zona, hasta que descendieron todos en un punto probablemente cercano al encuentro con su siniestro compañero. Poco después volvieron a alzar el vuelo, permaneciendo en la zona girando y al acecho, aunque una de las criaturas volvió hacia Lakoburgo. Un poco más protegidos por la cobertura de los árboles, siguieron camino hacia el Imperio, parece que tanta guerra y muerte, por fin les había agotado.

Así pues, volvieron por donde habían venido, eso si, esta vez a caballo. Avanzaron por senderos y caminos de los guardabosques, evitando en la medida de lo posible ser vistos. Para pasar desapercibidos todos embrazaron los escudos de los norteños asesinados, y el mulo se puso un yelmo, así como los guantes y la capa, para ocultar su caracterísitico color de piel.
Durante el camino Wotan preguntó a sus compañeros si les importaría que pasasen por el castillo del señor de su clan, para comprobar si su padre sigue con vida. Nadie puso inconvenientes.
Parece ser que durante los últimos meses, el padre de Wotan, había ascendido al cargo de castellano del bastión del clan Deurentyr, llamado “Tres Torres”, desde allí, simulando ser fiel al clan, organizaba a los rebeldes que se oponían a los planes del clan Findal, avisando siempre que podía de nuevas partidas de caza o de caravanas importantes para ser atacadas.
Pero tras el ataque al campamento de los rebeldes (ver capítulo anterior) Wotan lleva temiéndose lo peor.

Ocho días después llegaron a una encrucijada desde la que se llegaba a Tres Torres, el camino subía hacia las montañas, a media tarde llegaron a un siniestro lugar dominado por dos cabezas clavadas en estacas a cada lado del camino, que a partir de aqui estaba toscamente empedrado. Conforme subían, el frío era cada vez mayor, y comenzaban a aparecer pequeñas manchas de nieve. De vez en cuando una cabeza empalada señalaba siniestramente algún hito en el camino. Por fin cuando la tarde ya caía, llegaron a la fortaleza. Una enorme mole de piedra oscura, descansaba sobre la ladera vertical de una montaña, tres torres destacaban, todas distintas en tamaño y forma, como construidas en distintos momentos de la historia, el silencio y el frio eran la nota predominante.-¿Quién va? – gritó alguien desde las almenas sobre la puerta.
- Pertenecemos al clan Grejeon, y vamos de camino. Pedimos hospitalidad para pasar la noche.- Gritó Wotan.
De nuevo el silencio dominó la escena, Wotan aguzó la vista para observar detenidamente los muros, sobre ellos en sendas estacas había más cabezas, y una de ellas le era conocida, la cabeza de su padre. Beric Wodgroy, del clan Wodgroy...
En ese momento las puertas de la fortaleza comenzaron a abrirse con un profundo chirriar.

Cuatro hombres armados aparecieron a cada lado de la puerta, en sus escudos pintados de amarillo destacaban dos alas rojas. Un quinto hombre comenzó a andar pasando entre ellos en dirección al peculiar grupo que esperaba en la puerta, su gesto era conciliador. –Los hombres de Grejeon siempre son bienvenidos. Pasad y descansad esta noche en paz en esta, la casa Deurentyr....