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24 octubre 2005

Crónica: Volviendo a casa (1ª Parte)

Lugar: El océano que separa el Mar de la Muerte de Raabe.
Aventureros: Gaul, Niebla, Holtgard, y aquel conocido como Jarril.

Por fin tras semanas de estancia en la lúgubre isla de Loria, en el interior del Mar de la Muerte, nuestros queridos amigos, parten rumbo a casa.
En el mismo destartalado barco mercante en el que llegaron, embarcan de nuevo para retornar a sus hogares. Comenzaron la travesía siguiendo a los dos barcos corsarios que encontraron en la isla, a los que pronto perdieron de vista.
Las primeras inquietudes, aparecen nada más dejar atras la misteriosa niebla que envuelve el siniestro lugar, Jarril se percata de que un enorme ser alado abandona la isla, saliendo de la niebla para adentrarse entre las nubes que cubren el cielo.

El primer día transcurrió sin incidentes, aparte de la extraña ave, que según explicó Jarril, se trata de un Kraan, un ave mitológica usada como montura por los servidores de la oscuridad.

El segundo día una vela apareció en el horizonte, suceso que generó gran espectación, pues con el paso del tiempo fueron dandose cuenta que ésta nueva embarcación les seguía. Gracias a ese poderos artefacto que el el Ojo de Dragón, pudieron ver que el barco perseguidor era tripulado por cuatro marinos y que a bordo llevaba además un contingente de cinco mercenarios.

El tercer día fue un juego constante con el otro barco, que pese a los intentos de nuestros heroes conseguía mantener la distancia. Incluso pudieron percatarse, que al igual que Niebla, uno de los mercenarios del otro barco, era capaz de ver a traves del oscuro manto de la noche.

El cuarto día, el amanecer trajo consigo una escena impresionante, uno de los barcos corsarios que abandonaron el mar de la muerte, concretamente el Orca, se encontraba a la deriva, con sus velas rasgadas por misteriosas garras. Junto a el, flotaban los restos del otro barco corsario, el Destino. Nuestros curiosos amigos, se acercaron al barco, hasta juntar las bordas, para investigar que había sucedido. Un rápido vistazo daba muestras de que una encarnizada batalla se había librado a bordo, pues los restos de sangre y visceras así lo indicaban, los restos también indicaban que en algún tipo de ritual macabro, todos los cadáveres que no cayeron al mar, fueron arrojados a la enorme bodega del buque.
Observando cuidadosamente, descubrieron huellas no humanas en lo sucedido en el barco, más de un Kraan habían atacado el barco, y algo más que probablemente los montaban. Sea lo que fuere, había acabado con la tripulación de dos barcos, más de 60 hombres en total, probablemente amparados en la oscuridad de la noche.
Al observar en el interior de la bodega donde decenas de hombres muertos se apilaban unos sobre otros, no pudieron dejar de ver, un enorme cofre en el centro.
Gaul, Holtgard y Jarril, decidieron bajar a la bodega y examinar de cerca el cofre. Holtgard se quedó en la sección de camarotes, mientras Gaul y Jarril bajaban hasta el estómago del buque donde apartando los cadáveres, llegaron hasta el cofre. Con extremo cuidado previendo una trampa, abrieron el cofre, y en su interior solo había un fragmento de una especie de cuarzo verdoso, que misteriosamente comenzó a iluminarse con un extraño fulgor verde.
Gaul, ya había visto esto con anterioridad, en una isla camino de Misos....
En pocos segundos, los muertos de la bodega comenzaron a moverse y a buscar a los vivos, el fulgor de la piedra pareció contagiarse entre todos los cadáveres, pues sus ojos y el interior de sus bocas comenzaron a brillar de manera similar. Sus manos muertas se alzaron en busca de nuestros heroes, intentando acabar con ellos para que pasaran a formar parte de el espiritu de la piedra verde.
Arriba Holtgard, intentó bajar a ayudar, pero algunos cadaveres, subían ya por la escalera, teniendo que emprenderla a mandoblazos con ellos.
Abajo, Gaul y Jarril intentaron huir, pero cuando vieron que era imposible, cambiaron de estrategia, volvieron a base de espadazos, hasta el cofre. Jarril pareceía sorprendido de descubrir que era bastante diestro con la espada, pues pese a su mutilada pierna, conseguía defenderse de los empellones de los zombies. Gaul golpeó, con diestro golpe, la piedra verde, que milagrosamente había crecido de tamaño, rompiendola en varios pedazos. En ese momento, los zombies perdieron la fuerza que les animaba, cayendo de nuevo al suelo como muñecos carentes de vida. Tras el suspiro de alivio, volvió el terror al comprobar que los trozos de piedra, comenzaron de nuevo a brillar, de una patada cerraron el cofre, y miraron espectantes a su alrededor, donde nada se movía.

Pasado el susto inicial, fueron tirando todos los cadáveres al mar, y tras cerrar el cofre y rellenarlo bien de arena, lo arrojaron también al fondo marino. Abandonaron el barco y siguieron camino, sin olvidar en ningún momento que otro barco observaba sus acciones desde la distancia...

El día pasó sin contratiempos, pero esa misma noche, durante la segunda guardia, unos siniestros aleteos vaticinaban la desgracia, pero nuestros heroes, lejos de amedrentarse, se prepararon para el combate. Aprovecharon varios de los artefactos que tenían para poder ver a traves de las tinieblas de la noche. Y efectivamente cuatro Kraans, se aproximaban al barco, tres de ellos montados por criaturas de siniestro aspecto que empuñaban lanzas (Drakkarim), y una cuarta con un ser encapuchado. En la primera pasada, Gaul consiguió destrozar el ala de una de ellas, cayendo ésta al mar junto con su jinete, Niebla logró alcanzar a otro de los jinetes con una saeta envenenada lanzada desde su ballesta, el resto de criaturas pasaron sin lograr alcanzar a nadie con sus lanzas. En la segunda pasada, el siniestro ser encapuchado desveló su cabeza en forma de calavera, cuya mirada se clavo en Gaul, que notó como algo siniestro escudriñaba su cerebro sin lograr provocar daño, por poco. Esta vez, en lugar de las lanzas, los otros jinetes usaron una especie de discos circulares y cortantes, que lanzaron al pasar y que fueron a clavarse en el mastil y en las maderas del barco, sin causar heridos. Parecía que la suerte acompañaba esa noche a nuestros amigos. La única que logró algo fue una vez más Niebla, al alcanzar de nuevo a la criatura con otra saeta.
En otra pasada, esta vez, fue Holtgard quien arrojando una de las hachas mágicas obtenidas en la torre de Kelkos, seccionó el ala de otra criatura, y Niebla consiguió por fin que con la tercera saeta, el Kraan cayera a las oscuras aguas. Esta vez, fue Niebla la que notó como el siniestro ser con cabeza de calavera escudriñaba su mente, pero sin conseguir los efectos deseados...
Tras caer las tres aves al mar, solo quedaba el Vordak (nombre con el que se conoce a tan repugnante criatura), que ascendió el vuelo, y tras observar el barco durante unos momentos, partió hacia Raabe.
Con el ojo de Dragón, Jarril persiguió a la criatura, hasta que casi tres horas después sus fuerzas se desvanecieron, dejandola cuando sobrevolaba la cordillera de la Espina, en dirección al gran bosque.
Durante el resto de la noche, se arreglaron los desperfectos en las velas, y se continuó la marcha.

Ya avanzado el siguiente día aparecieron en el horizonte las velas de un buque de la armada Imperial, que estableció rumbo de interceptación con el barco de nuestros amigos, que comenzaron los preparativos para recibir a tan insignes invitados. Esconder los dineros, y los objetos susceptibles de ser incautados en nombre del Imperio.

(continuara....)


23 septiembre 2005

Crónica: La caida de la Torre de Kelkos

Empezaremos con la crónica de....
La caida de la Torre del Kelkos

Lugar: La isla de Loria, en el mar de la muerte.
Aventureros: Gaul, Holtgard, Niebla, y el extraño personaje sin nombre conocido como Jarril...

Tras varias semanas en la torre de Kelkos, en el mar de la muerte investigando el origen y motivos por los que alguién está invocando a las fuerzas oscuras a nuestro plano de la existencia, nuestros héroes comienzan a aburrires. Pero afortunadamente, unos misteriosos piratas llegan a la isla e intentan tomar la torre por la fuerza.

Tras un primer intento de asalto directo, que se salda con tres piratas con la cabeza abierta, éstos deciden tomarselo con más calma y montan un campamento al pie de la torre.

Esa misma noche, la intrépida y escurridiza Niebla, sale de la torre a espiar en el campamento enemigo.
Descubre que los piratas están comandados por Altravis, lider del conocido barco corsario La Orca, y que han vendido sus servicios a un tal Leutis. Al ser descubierta repetidas veces merodeando por la tienda de Leutis, pero sin que nadie lograra capturarla, acaba volviendo a la torre para repasar la información obtenida.
Leutis es uno de los que acudió a la llamada de Abromius, al consejo de sabios celebrado en Drak meses atras, y al que asistió también por un error, nuestro héroe sin nombre, también conocido por sus compañeros como Jarril.Leutis

Todos temblaron ante la idea de tener a un sabio del consejo como enemigo, pues muchos los consideran expertos en las oscuras artes de la hechicería y brujería.
Decidieron usar uno de los objetos que encontraron en la torre de Kelkos, el Ojo del Dragón. Gracias al orbe, lograron ver en el interior de las tiendas del campamento, pudiendo comprobar que Leutis iba escoltado por dos guerreros de temible aspecto.
Una de las premisas en la que nuestros héroes estaban de acuerdo es en que el conocimiento almacenado en la torre de Kelkos no debía caer en malas manos. Por lo que decidieron acabar con la biblioteca.
Tras arduos planes y discusiones se tramo una conspiración para acabar con dos pájaros de un tiro, incendiar la biblioteca y matar a Leutis.
Montaron la trampa, un barril de Apsak, encontrado en los sótanos de la torre, un frasco de frágil cristal con una pequeña explosión mágica en su interior, un complejo sistema de poleas y cuerdas, y la trampa estaba servida...
El grupo se dividió en dos, unos iban al barco para ponerse a salvo y los otros intentaban hacer que Leutis cayera en la trampa. Parlamentaron con los piratas, y hablaron a Leutis de las maravillas que se encontraban en la biblioteca. Finalmente accedió, y quedandose nuestros heroes a recaudo de los piratas, Leutis y sus dos guardaespaldas se internaron en la torre.
...
El tiempo pasó, y nada sucedia, el plan había fallado (la maldición de nuevo?), el frasquito no debió hacer explotar el Apsak, o habían descubierto la trampa, o el sistema de poleas no funcionó, pero el caso es que el tiempo pasaba y no se veía ninguna explosión por ningún lado.
No existía plan alternativo, así que hubo que improvisar y Jarril haciendo uso de su poder de convicción y algo de superchería, consiguió pactar con los piratas una tregua, por lo que avanzó junto a un sorprendido Gaul de nuevo hacia la torre.
Una vez a los pies de la misma, bombardearon la biblioteca con más frasquitos explosivos a través de la ventana, con la vana esperanza de que el barril de Apsak explotara. De nuevo no hubo suerte, aunque esta vez la biblioteca si se incendió. Por este motivo, uno de los guardaespaldas de Leutis, apareció abajo con no muy buenas intenciones, y tras un breve enfrentamiento, Gaul le medio seccionó el cuello.
Sorprendentemente Jarril, decidió que ese hombre no iba a morir allí y comenzó a usar sus artes curativas en él. La herida era fea, y la curación llevaría mucho tiempo, tiempo precioso que no tenían como demostró el hecho de que a los pocos minutos, aparecieran un furibundo Leutis y el segundo guardaespaldas arco en mano apuntando a nuestros amigos.
La flecha salió del arco, y Gaul no logró pararla a tiempo, impactando a Jarril en la cabeza, desplomandose sin sentido.
Gaul bastante cabreado fue en pos de los dos malvados personajes, pero antes de que llegara Leutis realizó unos extraños gestos con los brazos, y murmuró oscuras palabras en un lenguaje desconocido. En ese instante una aguda punzada de dolor recorre la espina dorsal de Gaul, pero gracias a su duro entrenamiento, esto no evitó que embistiera al mago tirandolo al suelo. Inmediatamente, sin dejar pasar ni un segundo, giró sobre si mismo, y rápido como un rayo esquivo el golpe que el arquero intento propinarle, respondiendo con un mandoble a la altura de la tibia que le seccinó la pierna.
Sin dar tiempo a que el mago lograra ponerse en pié, le atacó con un golpe descendente que partió su craneo en dos.
Así acabaron lo dias de Leutis y su compañía.
Y así acabó también la inmensa fortuna que habrían podido amasar los piratas, cuando Leutis les pagara lo prometido, cosa que no les gustó demasiado, pero que afortunadamente pudo ser compensada con los restos de la inmensa gema carmesí de la torre de Kelkos.

La torre acabó explotando, pero unas horas despues de la refriega, seguramente el barril había sido descubierto y cerrado, y hasta que no prendió, pues no estalló el Apsak.

Finalmente la herida de Jarril no fue más que un rasguño, y a las pocas horas ya estaba de nuevo en pie. Aunque algo cambió en su mirada, quizás haber estado tan cerca de la muerte le ha cambiado, ¿solo él lo sabe?

Los piratas se despidieron de nuestros héroes, celebrando haber roto la maldición del mar de la muerte, ya que regresarían vivos de tan siniestro lugar.

Y por fin tras despedirse de la isla, toca partir y nuestros amigos embarcan en el pequeño mercante que les trajo una vez y que esperemos les devuelva a su tierra sanos y salvos.