30 mayo 2009

Noche en el Kraken de Hierro

Tras unos días para recuperarse de las magulladuras, una tarde nuestros aventureros Goliaz, el feo (el guapo), Nial (chiquilín) y Muslodepollo (Robbin) se encuentran en la zona de cuarentena del hospital del dragón cuando aparece un siniestro personaje que se autodenomina Shalk y se identifica como un antiguo trabajador de Urbo que quiere vengarse y nos dice que se va a encontrar con otra persona en El Kraken de hierro, en la ciudad flotante después del último cuerno. A cambio de su eliminación entraremos en puestos predominantes de su organización...

Nos acercamos a la ciudad flotante para investigar la zona y Muslo de pollo se introduce para describirnos como está el percal...

Como algunos miembros del grupo andan cortos de líquido deciden atracar una panadería y a la salida, huyendo de los custodios, se encuentran con un noble que está siendo atracado por unos felones... tras hacerlos huir el noble les gratifica.

Mientras tanto el guapo y el Goliaz oyen un grito de mujer en los aledaños del mercado y ven como un esclavo huye de un callejón en el que una litera está siendo asaltada por tres pillos. El guapo se tira encima de dos de ellos que van armados con ballestas mientras Goliar interroga al esclavo. Después de eso escoltan a la señora hasta un lugar más seguro y también son gratificados.

El plan consiste en entrar y llevarse si es posible vivo a Urbo. Entran a tomar una copa el guapo y muslo de pollo, Goliat en el bote y el chiquilín se quedan fuera. La palabra clave para abortar era cacatua....

Todo empezó mal desde el principio en primer lugar no le dejaron entrar al guapo, y tuvo que entrar Goliaz, Urbo se metió en la zona reservada, para continuar a Muslode pollo le pillaron entrando en la zona reservada..., cuando empezó la pelea Goliaz abandonó su puesto y se lo jugó todo al luchador más gordo olvidando todo lo demás...pero sobretodo... unos embozados introdujeron ballestas y asaetaron al guardia.

La gente reclamaba sus apuestas y 6 embozados entranban en la zona reservada... acto seguido Muslodepollo entra grita... “OS ATACAAAAAAN” y cierra con llave el reservado con la intención de que se maten entre ellos. Después avisa a el cucaracha el maitre del local y todos los guardias se tiran como locos a defender a Urbo...

Mientras Goliaz se afanaba en cobrar su apuesta el cajero se da cuenta de que nadie le está guardando... dos minutos más tarde completamente embozado Goliaz revienta la cara del cajero, coge la caja se desemboza y sale tranquilamente con el resto de clientes que se afanan por salir del local...

Tras la escabechina, Muslo de pollo intenta sanear una herida de ballesta a Urbo mientras este escupe sangre... lo sacan en volandas y al salir una lluvia de virotes les recibe... El guapo les espera en la embarcación de Urbo, Chiquilín se tira encima de Marf fallando el golpe y recibiendo a cambio un tajo de lado a lado del pecho... sin que nadie lo viera Muslo de pollo le mete su daga por la espalda mientras le dice cariñosamente “cuidado, nos atacan”... El chiquilín se resbala y cae, le clava su cuchillo en el pie a Marf, el cual se tira al agua al que sigue el chiquilín pero no consigue seguirle...

Muslo de Pollo y el guapo cogen el bote de Urbo y empiezan a alejarse de allí con el cuerpo de Urbo... Por desgracia Chiquilín en la persecución subacuatica casi se ahoga y es rescatado según salen por Muslo de pollo y el guapo.

Goliaz por su parte esconde bien el cofre en su almacén del antiguo y vuelve al hospital como si tal cosa mientras el resto se distraen intentando repartir los anillos de Urbo.



01 abril 2007

Crónica: La importancia de ser puntual.

BortasCuando llegaron Bortas les esperaba bastante malhumorado por el retraso, hacía ya rato que tenían que haber terminado con el tema, y aún ni habían salido, montaron en su carro, y fueron al lugar de la cita. Cornellius y Acromion estuvieron de acuerdo en que Raven fuera a pie a una distancia prudencial, para ver si alguien les seguía. En el camino Bortas les explicó que había quedado con un contrabandista que le iba a entregar una mercancía en las afueras de la ciudad en un claro del bosque, cerca del muro norte. No era la primera vez que trataba con él, y esperaba que no fuera la última después de este retraso.


Finalmente, tras unos pocos minutos de refunfuños por parte de Bortas, la pequeña carreta dejó atrás el improvisado campamento de refugiados, para adentrarse en el bosquecillo junto a las murallas de la ciudad. El pequeño farol del carro iluminaba tétricamente los cercanos árboles del camino mientras se aproximaban al lugar del encuentro, un pequeño claro en el bosque.

Al llegar al claro, los contrabandistas reaccionaron asustados, apuntando a nuestros amigos con sus ballestas. Ya no esperaban a Bortas y su séquito. Raven permaneció oculto en el linde del claro observando la situación desde una distancia segura. Eran cinco, dos sobre un carro iluminado con un par de faroles, otro al pie del mismo y otros dos apoyados en arboles cercanos. Todos con sus ballestas preparadas y apuntando al peculiar grupo recién llegado.

Pese a que los contrabandistas están visiblemente nerviosos, Bortas consiguió calmarlos a base de excusarse por el retraso y de regatear nuevos precios de la mercancía. Tras unos minutos en este tipo de menesteres, uno de los contrabandistas da una señal de alarma, unos jinetes se aproximan!

El que parece el líder de los contrabandistas, le dice a Bortas que aparte el carro, y que se mantenga callado él y sus hombres. Llegan sus siguientes compradores de la noche.

Raven desde su posición también los oye, y es el primero en ver a los cinco jinetes a caballo que entran en el claro, visten armaduras metálicas, y van espada en mano, dos de ellos llevan un farol para iluminar el camino, y todos van encapuchados ocultando sus rasgos.

Se detienen a pocos metros del carro de los contrabandistas, y tras unos segundos de observación mutua, uno de los jinetes se acerca hasta el carro donde se encuentra el líder contrabandista.

-¿Quienes son estos?.- pregunta con un extraño acento extranjero.
-Naide, ayudantes por lo que pueda surgir.- Responde el contrabandista.
- ya,.... ¿donde está?
-ahí mismo- indica el trapichero, haciendo una seña a uno de los muchachos con ballesta, el cual levanta una lona que cubre un ataúd, sonriendo estúpidamente ante lo que considera una idea original.
-No estara...?
-nooo, tranquilo, está ferpectamente, solo es el envoltorio.
El jinete se aproxima hasta el carro a examinar el ataúd. Uno de los contrabandistas, el de la sonrisa estúpida, comienza a quitar los clavos del ataúd bajo la atenta mirada de todos los presentes. La misma atenta mirada, que perpleja observa como el jinete abre una segunda sonrisa en el cuello del contrabandista con su espada, en un diestro, rápido e inesperado movimiento, seguido de un segundo golpe al cráneo del hasta el momento jefe de la pequeña banda de contrabandistas.
En ese momento el caos se adueña del claro del bosque, los otros cuatro jinetes cargan como una máquina perfectamente engrasada contra el resto de contrabandistas, incluidos nuestros héroes, los cuales desenfundan sus armas y se preparan para defenderse, los ballesteros, perplejos no reaccionan quedándose en su sitio mirando la escena perplejos, al igual que Raven desde su escondite, que no da crédito a lo que está sucediendo ante su mirada.
Los golpes se suceden uno tras otro, implacables, el pobre Bortas, recibe un feo corte que le parte la clavícula, Acromión se enfrenta al jinete que comenzó todo el follón consiguiendo hacerle caer del caballo, pero desgraciadamente, otros jinetes ocuparon su lugar no quedando más remedio que saltar de carro y huir. No sin antes sentir un pequeño estremecimiento al reconocer el aspecto de los atacantes, aunque con otras armaduras, esas cicatrices y tatuajes, en el rostro, y esos dientes afilados, no daban lugar a dudas, eran Drakkarim, la élite de los guerreros servidores del maligno. Cornellius, fue defendiéndose de las estocadas de uno de los jinetes mientras retrocedía hacia el bosque, hasta que finalmente el jinete volvió al claro con el resto de sus camaradas.
Ocultos en el bosque a salvo, nuestros amigos observaron como al cabo de pocos minutos otros cuatro jinetes aparecen por el camino, a modo de refuerzos. Una vez reunidos todos los jinetes en el claro, se aproximaron al carro, abrieron el ataúd, y asestaban docenas de estocadas a lo que fuera que había en su interior. Después de esto, partieron a galope por el caminó dejando de nuevo el claro en un silencio estremecedor...
Raven, Acromión y Cornellius salieron de sus escondites y se encaminaron hacia el carro, allí descubrieron el contenido del ataúd, un muerto, atravesado por docena de estocadas, se encontraba el cadáver de un hombre atado y amordazado. Las habilidades curativas de Acromión eran inútiles ante el trabajo realizado por los nueve jinetes, ya nada salvaría el alma del pobre diablo.
Afortunadamente Bortas aun permanecía vivo, así como uno de los ballesteros, aunque de no ser por Acromión, no lo habrían contado. Subieron todos al carro y volvieron al campamento.
El bueno de Cornellius aprovechó la coyuntura para ofertarle a Bortas, el cargamento, que por motivos fatales, el contrabandista ya no estaba en disposición de venderle. Tras unos pocos regateos, se dieron la mano cerrando el trato. Una caja con un buen montón de espadas para armar todo un batallón.
Ya en el campamento, estuvieron varias horas meditando que hacer con el cadáver, y cavilando sobre todo lo que había pasado. Esperaron a ver si el contrabandista que habían rescatado podía iluminarles en algún sentido, pero el pobre desgraciado no sabía más que habían secuestrado al tipo del ataúd hace unos días y que había estado retenido en un sótano hasta el día de la entrega, pero no sabía quien era.
Finalmente Raven que se desveló como una chica, con bastante poca sorpresa por parte de sus compañeros, propuso que dejaran el cadáver en el bosque y que ella disfrazada de campesina lo descubriera y alertara a los guardias de la ciudad.
Así se hizo, y sorprendentemente funcionó, pues los guardias al ver el cadáver lo reconocieron como Volgrad, uno de los miembros del consejo de la ciudad.

Y en esas estamos, nuestros héroes siguen sin saber muy bien que rumbo tomar, parece que se decantan por ir hacia el oeste, rumbo a Slatok. Mandaron una carta a Eldrodden el viejo consejero de Tres Torres, por medio de uno de los cuervos que el mismo le había dado a Cornellius y Mulo antes de partir de la fortaleza hace ahora más de dos semanas. En ella le explicaban lo visto hasta el momento y sus próximos pasos para que el anciano pudiera seguirles la pista desde su lejano estudio, en la fortaleza de Tres Torres.

30 marzo 2007

Crónica: De azares y reencuentros inesperados.

El día amaneció despejado, y los pájaros comenzaron su concierto diario en las orillas del lago Aloe. La luz del sol comenzó a iluminar los altos muros de la fortaleza de Bertland, y poco a poco, con la pereza habitual de cada mañana, las sombras se iban apartando de la ciudad a sus pies, y desvelando las primeras actividades diurnas. Incluso en la mugrienta y cada vez más grande ciudad exterior, los exiliados comienzan a salir de sus tiendas, para hacer sus necesidades y preparar sus desayunos. En las puertas de la ciudad se van apiñando los más madrugadores para intentar conseguir algún salvoconducto. En los improvisados puestos callejeros, otros van preparando sus productos por si alguien les cambia alguno de ellos por dinero, u otro bien igual de valioso.

En la taberna flotante de Fergusson, también comenzaba la actividad. Los diferentes cargamentos de cerveza, leche de cabra, y cerdo, subían y bajaban por la rampa de acceso, cruzándose con los primeros clientes que tomaban el potente desayuno en oferta esa semana.

Un paisano en la taberna comenzó a hablar de los problemas de escasez que se avecinaban, dado lo alto de la demanda, y la poca oferta. OlafPero a Olaf Fergusson, nunca le preocuparon los problemas, Olaf es un hombre de recursos. Cuando llegó a Bertland, hace una semana, y vio que el acceso a la ciudad estaba prohibido, pensó en seguir río arriba hasta Lakoburgo, pero al ver que la gente en lugar de marcharse, se quedaba, decidió que podía aprovecharse de ello un tiempo. Así fue que varó su barcaza, construyó un embarcadero para que cualquiera pudiera acceder a ella, le cambió a un carpintero un montón de sacos de grano y arroz, a cambio de unos taburetes y unas mesas. Apalabró algunos tratos con un criador de cerdos, y con un cervecero, naciendo así la populosa taberna flotante de Fergusson.

Olaf observó por encima de la barra como el pequeño Raven entraba en la taberna y se ponía el delantal para atender a los pocos parroquianos que ya estaban desayunando.
-Buenos días Olaf.
-Hola pequeño, ¿tu dorrmir bien? En mesa trres pedirr cuajo y dos piezas de pan con miel.
El joven muchacho llevaba trabajando para él desde que llegó a la ciudad, llegaba algo tarde, pero ayudaba a Olaf, era limpio, y trataba bien a los clientes. Olaf estaba contento con él.

El día transcurría más o menos como siempre, del este llegaba algún nuevo grupo de exiliados contando lo mismo que otros, los Giaks campaban a sus anchas, y el clan Findal, en lugar de luchar contra ellos, se replegaba. Algunos decían que incluso se había aliado con esas criaturas. Los jefes de clan que no estaban de acuerdo con esta política o huían o morían.
Los recién llegados intentaban entrar en la ciudad, pero se enteraban de que Signus Bertyris había cerrado las puertas, prohibiendo el acceso a al ciudad salvo a los residentes y a los que poseyeran un salvoconducto. Entonces se instalaban con los otros miles de exiliados en el exterior, plantaban un campamento, y comenzaban a intentar buscarse la vida.

Hubo un pequeño detalle que hizo que el día fuese algo distinto, un viejo conocido de Olaf, Bortas, con el que ya había tratado alguna vez, apareció por la taberna. Tras los abrazos y saludos de rigor, le comentó que tenía un "asuntillo" esta misma noche para el que necesitaba un poco de seguridad de alquiler. El negocio no entrañaba peligro a priori, pero en los tiempos que corrían nunca se sabe, era preferible gastarse unos cuartos a cambio de un mínimo de seguridad. Olaf prometió que si veía a alguien con cualidades, se lo comentaría por si acaso. De echo, recordó que uno de sus clientes habituales podía estar interesado. Un chico joven, silencioso con aspecto de haber guerreado más de dos veces, y pinta de estar a verlas venir.

Efectivamente, como todos los días, el chico apareció a primera hora de la tarde, se sentó en el sitio de siempre, y Olaf tuvo que atenderle, como siempre, porque Raven se acababa de marchar un momento a la bodega. Pidió la oferta del día, medio de cerveza con un plato de orejas, y se quedó allí descansando y observando a todo el que entraba y salía. Al rato se levantó y fue a hablar con Olaf, le preguntó si tenía patatas pues quería hacerse un guiso con unas salchichas que acababa de comprar en un puesto. Olaf aprovecho la coyuntura para comentarle el negocio de su amigo Bortas. Al chico pareció interesarle el asunto, pues marchó a hablar con Bortas nada más salir de la taberna.

Otro incidente vino a romper la rutina diaria de la taberna flotante de Fergusson. Ya avanzada la tarde cuando Raven se encontraba recogiendo una mesa, una turba de enfurecidos hombres se aproximaba a la taberna desde el sur, el chico al verlos, dejó lo que estaba haciendo, y salió corriendo saltando por la borda. Los enfurecidos hombres parecía que le perseguían pues salieron en pos de Raven gritando y maldiciendo.

Y he aquí, que por azares del destino, el joven y huidizo Raven fue a tropezar con el guisó de salchichas y patatas del joven con el que horas antes Olaf había estado hablando.
Al joven, que no le hizo ni pizca de gracia dicho azar, agarró por un pie a Raven, haciéndole caer en el barro de cara.
Raven se giró aterrado, nunca sabremos si por la turba enfervorizada o por la mirada de pocos amigos del joven del guiso.
De entre la turba de norteños surgió un hombre, que con expresión de gran alegría se acercó al joven. Éste soltó el pie del chico.

-¿Acromion?.- Dijo con cara de asombro.
-¡Cornellius!.- Le respondió el monje entre sorprendido y regocijado.

Tras esta breves palabras se abrazaron efusivamente ante la mirada perpleja de todos los presentes.

Pasada la sorpresa incial, la turba empezó a requerir a Cornellius que les entregara el muchacho, pero a nuestro amigo no le gustaron los malos modos de tales requerimientos.
Parece ser que el muchacho había herido de muerte a uno de los suyos hace unos días en el camino hacia Bertland.
Acromion como de costumbre intentó apaciguar a las masas, parecía que conocía a los norteños. Pero en un momento de descuido, el joven muchacho, origen de la disputa, salió corriendo, mandando al traste cualquier intento de negociación y desencadenando la inevitable pelea. Parte del grupo persiguió al chico, y otra parte se enfrentó a nuestros conocidos amigos.

La mayoría de los perseguidores iban armados con palos, aunque alguna espada o hacha se veía en manos de algún que otro agresor.
Al principio tanto Cornellius como Acromion, contenían los golpes, para evitar causar daños graves, pero al verse ampliamente superados en número, tuvieron que dejar las lindeces para otro momento, comenzando a usar sus armas como si de enemigos mortales se tratasen. Y así a los pocos segundos, más de una decena de norteños yacían en el suelo incoscientes, o gravemente heridos, mientras que nuestros héroes apenas tenían algunos rasguños y contusiones.
El pequeño Raven que había sido interceptado por varios norteños, estuvo pataleando y revolviéndose por el suelo intentando zafarse de sus captores, hasta que finalmente éstos, al ver el destino de sus compañeros, decidieron poner tierra de por medio.

Acromion, como ya es habitual en él, tras apalizar a los pobres norteños, se dispuso a curarlos, cosa que el joven Raven no comprendía. Cornellius, acostumbrado a las excentricidades de su amigo, se vendó las heridas mientras hablaba con éste, sobre que había pasado durante las últimas semanas.

Acromion trató de explicarle a Cornellius los acontecimientos acaecidos en lo alto del monte Morguelo y como éstos le llevaron a cruzar la delgada linea entre la vida y la muerte. Pero por un motivo superior, los dioses han decidido que vuelva al mundo de los vivos.

Cornellius, con algo de escepticismo ante la rocambolesca historia de Acromion, le contó que tanto él como Mulo, fueron sacados de la fortaleza, por el anciano Eldrodden, cuando aún yacían incoscientes. Lo hicieron precipitademente, para evitar ser descubiertos y evitar así que terminaran lo que aquella caída casi consigue. El mulo se encontraba aún convaleciente, pues sufrió más daño que Cornellius al caer.

Del único que no sabían su destino, era del joven y alocado Wotan.

Raven por su parte contó poco, que los tipos esos le atacaron hace unos días en el camino hacia aqui, y ella...él, lo único que hizo fue defenderse. Creía que no les iba a ver más...

En estas tesituras se encontraban cuando Cornellius se fijó que la noche era ya cerrada, lo que le recordó subitamente que tenía una cita... a la que llegaba tarde. Cogió su equipo y empezó a correr hacia el lugar donde había quedado con Bortas, por el camino les explicó que el tipo buscaba protección, y que estaba dispuesto a contratar hasta a tres personas más. Raven y Acromion, se unieron a la carrera...

(continará...)

08 marzo 2007

Cartografía

En la vieja librería de Amsel, se encuentra una sección especial dedicada a la cartografía. En ella se pueden encontrar toda clase de mapas y planos del continente Raabio.

Leed y aprended, porque el saber no ocupa lugar.

Cartografía: Costas de Raabe

También hay un mapa del continente Raabio con sus accidentes costeros e islas más importantes, está medio vacío pero se irá actualizando poco a poco.



Espero que os guste u os sea de utilidad para ubicaros en vuestras aventuras marítimas.

Cartografía: Mapa físico de Raabe

Aqui tenemos el mapa físico de Raabe, en el se detallan los nombres de las cordilleras, ríos, llanuras, mesetas y valles más importantes de Raabe.


Como todos los demás mapas, conforme sufra actualizaciones, las iré poniendo aquí.

Cartografía: Mapa político de Raabe

Aquí tenemos un mapa político de Raabe, con las demarcaciones imperiales en rojo, y las fronteras aproximadas de los reinos del norte, en verde. Las lineas marrones indican carreteras imperiales de mayor o menor importancia.


Este mapa está en constante cambio, bueno, no tan constante, pero de vez en cuando se añade alguna cosilla. Lo iré actualizando conforme suceda.

09 febrero 2007

Mentiras sobre mentiras, y III.

Halgón pidió a Yoren, Bardo y Ambrosius que fueran tras ella para pedirla que le sucediera a su muerte.

And now...

Mentiras sobre mentiras, y III.

Cogieron tres caballos bárbaros de las cuadras de Halgón y partieron por el camino del monte a todo galope seguidos por los perros de Bardo. Al caer la tarde del segundo día divisaron un a gran cerro al que los valbar denominan Montdecorbo el monte del cuevo. Subieron a él. Allí encontraron una especie de túmulo funerario sobre el que había una pira de madera y brezo preparada en una especie de altar cilíndrico. El puesto era defendible, pero obvio así que retrocedieron sobre sus pasos y acamparon a sotavento del monte. Al alba se percataron de que la pira había sido encendida, volvieron a arriba pero no había nadie.

Investigaron y descubrieron una roca que debía de hacer puerta, con la ayuda de los caballos la desencajaron con suficiente cuidado como para no romperla. Dentro una nave ovoide llena de nichos en los que descansaban los restos de lo que parecían eran personalidades de la tribu cuervo. Todo estaba impregnado de una sustancia blanca de nauseabundo olor, en el centro sobre un altar con forma de bandeja un cuerpo cubierto completamente con este polvo blanco. La temperatura aumentaba rápidamente la roca crugía y el viento silbaba palabras que aturdían y llenaban el corazón de temor, una sensación que se te metía en los pulmones y notabas como te iba ahogando.

Al cabo de un minuto uno de los perros de Bardo empezó a vomitar, la sensación se extendió a todos los que estaban dentro y decidieron salir, Bardo se quedó un momento más y recogió algo de ese polvo, sin embargo el fuerte calor creciente y las nauseas no le dejaron mantenerse mucho más tiempo dentro.

Salieron fuera en intentaron encajar de nuevo la roca, con éxito limitado, no sólo era clara la manipulación de aquel santuario si no que además no cerraba herméticamente y nauseabundos vapores amarillos emanaban por los acoples.

De repente oyen gritar a Ambrosius, un grupo de unos 6 jinetes fuertemente armados se aproxima desde la cabeza del valle al galope. A su vez desde la base noroeste del monte corren hacia ellos la niña y el viejo que persiguió Bardo la noche anterior.

Inmediatamente Yoren, Bardo y Ambrosius montan para interceptar a la pareja, que parece que no ha sido vista por los jinetes. Los dos grupos se cruzan a escasos 300 pasos el uno subiendo y el otro bajando. Se detienen frente a los dos fugitivos, la chica intenta desesperadamente alcanzar a los jinetes, apedrea, insulta, escupe, araña a los que la intentan detener. Ambrosius la intenta calmar, contarle que su padre natural sabe quién es y que ella heredará su hacienda si vuelve con ellos. Ella no escucha y sólo para cuando cae rendida entre llantos.

Sin embargo las palabras de Ambrosius han conmovido no el corazón, si no la avaricia del viejo, que de repente deja su actitud retadora e intenta convencer a la chiquilla.

Yoren interrumpe – los jinetes ya habrán llegado arriba y si no les gusta lo que encuentren más nos vale estar protegidos.

Rodean la montaña hasta encontrar un grupo rocoso fácil de defender incluso si es atacado desde arriba. Los jinetes bajan, increpan, sopesan, miden las fuerzas de nuestro grupo, saben que el acero imperial corta sus falcatas como mantequilla, y que las ballestas son mucho más efectivas que sus arcos. Se retiran hacia la cima.

Empieza a bajar el sol, bardo percibe que están siendo espiados e intenta sorprender al intruso. Mientras frente al fuego el viejo empieza a hablar con Ambrosius, su nombre no es Rael, si no Lembar, y él es el que asesino a la madre de Coria, su acompañante. El no sabía que allí estaba el hijo de Turgón, él se revolvió y tuvo que matarlo, eso son gajes del oficio, pero lo que no sabía es que había una niña. No pudo matarla a ella también, ocultó su existencia y se la dio a su hermana para que la cuidara.

Tras ser detenido y juzgado partió para galeras, el grupo de legionarios que lo llevaban y que habían servido bajo las órdenes de Halgón lo liberaron y le dieron una gran suma de dinero que el corrió a disfrutar en Saro. Se rodeó de lujos hasta que la ciudad fue arrasada. Tras esto, viejo, enfermo por los excesos y sin dinero, volvió a su pueblo, donde ya nadie lo recordaría. Pero allí estaba Coria, con los mismos ojos, que su madre y a adustez de la mirada de Halgón. El resto ya era conocido por todos.

Mientras Bardo asedió al espía hasta que este se retiró viendo que las habilidades del sariano eran muy superiores a las suyas. Le siguió hasta el campamento cuervo en la cima y se convirtió él en espía. Vio como sólo dejaban sólo un guardia y se acostaban todos alrededor del fuego y rodeados a su vez por los caballos.

Una vez que vio que parecían dormirse volvió a su campamento. ¿Qué debían hacer? Según Rael (Lembar) los cuervos consideran que la profanación es el peor de los delitos y seguramente los atacarán en cuanto que puedan, son listos y tremendamente tramposos. Yoren analiza las posibilidades tácticas.

- Si se marchan de noche pueden alcanzarles en campo abierto y en ese caso estaríamos muertos frente a las largas lanzas bárbaras. Y evidentemente si no han atacado ya es porque están esperando a que abandonemos esta posición y darnos caza. Entonces… Atacaremos nosotros.

Cuando la noche se cierra del todo y la tierra empieza a perder su calor nuestros amigos ya estaban al otro lado del túmulo escuchando los ronquidos del grupo de bárbaros. Bardo se propuso trepar por encima del túmulo y caer sobre el centinela mientras los otros dos rodeaban el túmulo por el sur y caían sobre el grupo. Con un poco de suerte, cuando el grupo bárbaro estuviera de pié la ventaja numérica habría desaparecido.

Bardo se acercó lentamente al guardia deslizándose por la cúpula del Talasod (como llama Lembar al túmulo) a dos pasos casi le estalla en corazón cuando uno de los que está tumbado pega uno de esos enormes ronquidos posteriores a una apnea del sueño seguido de una interjección ensoñada. Respira. Se acerca. Y en un instante… su cuchillo está en el cuello del guardia… pero algo va mal el guardia abre los ojos y gira… Sabían que estaban allí, de golpe todos los bárbaros se levantan con sus armas empuñadas, era una especie de trampa.

Aún así su cuchillo rasga el cuello del guardia produciendo un feo corte pero no mortal. El más cercano, todavía de rodillas ataca a la pierna de bardo produciéndole un corte mucho más feo del que empieza salir sangre a borbotones. El guardia se gira para huir y se da de cara con Ambrosius que le asesta un golpe mortal con su lanza, 5. Yoren le flanquea y carga contra uno de los que se levanta proyectándolo al suelo. Sigue corriendo y al pasar al lado de otro le da un mandoble forzado que impacta en el brazo del arma dejándosela inútil, 4. Bardo retrepa sobre la pared y saca su arco. Ambrosius remata al derribado por Yoren, 3. Una flecha de Bardo da en la pierna de su primer atacante mientras su cuñado entra en batalla con uno de los que ya se ha levantado unos segundos más tarde dos heridos huían con heridas que no llegarían al alba y cuatro cadáveres yacían en el suelo.

Sin embargo la pierna de Bardo no deja de sangrar y sus fuerzas empiezan a desaparecer…

05 febrero 2007

Mentiras sobre mentiras, II

Previously in Farmer's Chronicles...
Desde la hospedería nuestros amigos vigilan la casa hasta que ven como una ventana se abre y deja caer un trozo de lienzo. Corren a recogerlo y encuentran un dibujo de un pozo en él. Con mucha precaución vigilaron el pozo norte de la ciudad hasta que apareció una figura femenina. Ilma, la cocinera.
And now...

Mentiras sobre mentiras, II

Allí Ilma contó a Yoren que hace 16 años se dio una situación parecida cuando Halgón violó a una campesina y que terminó faltal cuando uno de los trabajadores de Halgón, el cuñado de Alf mató a la supuesta campesina (que resultó la hija de un cacique cuervo) y a su amante que era hijo de otro de los hombres principales de Vornost. En ese tiempo el cuñado de Alf era el capataz de Halgón y pese a la intercesión de éste fue condenado a galeras.

Pasó la fría noche a la que siguió una fría mañana en la que nuestros amigos se encaminaron a casa de Halcón pero no pudieron hablar con él ya que al parecer le había dado un ataque al amanecer y permanecía inconsciente al cuidado del médico. Bajaron al pueblo a investigar el ganado, sin embargo lo que se encontraron allí fue una recepción bastante agresiva por parte de Alf y sus hombres. Los momentos de tensión no llegaron a más ya que una llamada advirtió de la apertura del mercado de ganado en la plaza de la posada.

De camino un viejo amarillento y acartonado de nombre Rael se puso a hablar con ellos amigablemente, sobre el comportamiento de Alf y les comentó que estaba alterado porque su hija de 16 años se había escapado de casa.

En el mercado disfrutaron de una gran hoguera y de la carne de un Yuk asado mientras bardo aprendía a tocar con su laúd algunos cánticos Valbar (traducidos por Rael) llamándole en especial la canción de Anselmo, el Vor que fue depuesto cuando entraron los imperiales en el Alcázar.

Al parecer el viejo Vor mandó a estudiar a su hijo Anselmo con los clanes del otro lado de la espina y cuando este volvió intentó convertir a su pueblo a la unidad para que dejaran su culto a los espíritus del Fungus y al Troll los dos ríos que se unen al Limo en este punto hubo una rebelión y los “principales” entraron a gobernar el alcázar.

Bardo siguió la canción sin embargo cuando llega la canción a la segunda parte se hacía más difícil de entender y cuando intentó preguntar a Rael, éste no estaba y además nadie sabía quien era ni de dónde había salido.

A la vuelta a la ciudad Aurelius vió a Ilma salir al campo con un saco y decidió seguirla para ver a donde iba. La búsqueda fue infructuosa.

Mientras Bardo y Yoren fueron a visitar al vecino de Halgón, Turgón. En el encontraron a un exlegionario malregentando un negocio de cueros, alcoholizado y cuidado tan solo por la caridad de las hijas del panadero. Desde el principio congeniaron con el y compartieron bebida y confidencias, enterándose de que el amante de la causante de los primeros ataques a Halgón hace 15 años era su hijo. Al poco tiempo su mujer murió de pena y desde entonces el vive sumido en la tristeza sólo amparado por el alcohol.

También descubren que existe una puerta entre los almacenes de Halgón, y Turgón, de la que ya nadie guarda llave. A la salida se produce un curioso encuentro entre Aurelius, Ilma (a la que perseguia), Tulia (la hija del panadero, Bardo y Yorél… Algo no casa… la situación es incómoda, sin embargo todos se van hacia sus distintos quehaceres… Al cabo de un rato Aurelius reflexiona “fue a por manzanilla fresca y aparece con un saco de manzanilla seca”.

En cuanto que pueden registran el saco de manzanilla pero no encuentran nada. Esa noche deciden dormir todos dentro de la casa y no en la hospedería.

Yoren al servirle la cena el hijo de Ilma se da cuenta de que aunque sus dos padres son muy rubios el niño tiene un pelo negro como el carbón…

Algo no le casa, decide dormir a la puerta de Halgón, pero antes pasan por la taberna a hablar con Mutfast sobra la hija de Alf. Éste les dijo que hace unos días había venido un pariente rico y viejo de Alf, o eso habían dicho el caso es que es posible que la quisiesen casar con él porque ella y por eso se hubiese fugado.

Por la noche oyen que alguien deambula por la cocina a oscuras y abre la ventana (la misma por la que les mandaron el mensaje del pozo) Yorel baja a ver pero la persona ya ha huido, Bardo salta por la ventana del piso bajo para llegar hasta donde les dejaron el mensaje, pero allí sólo ve un charco y un rastro húmedo que va hasta el quiosco de la entrada sur. En el pequeño embalse el agua está removida y sin pensarlo se tira a las frías aguas… allí descubre un pasadizo que llega hasta el abrevadero de reses de la zona de pastos fuera del alcázar, donde tuvieron el altercado con Alf.

A lo lejos bajo la luz de la luna ve como dos figuras se alejan por el camino del norte. Los sigue hasta el amanecer y entonces se percatan de que son perseguidos y se desvían hacia el acantilado, tras una colina parecen desaparecer, los busca, sabe que están escondidos y le están esperando… allí descubre lo hacia donde ellos se habían dirigido, un refugio de monte escavado en la colina lleno de hierbas secando y ungüentos en frascos. Bardo coge un par de muestras y vuelve para la ciudad.

Al llegar cuentan a Halgón lo pasado mientras Ilma le sirve el desayuno, se dan cuenta de que ella les está espiando, la retienen y la interrogan, ella confiesa, el viejo pariente de Alf no es otro que su cuñado que no fue condenado a galeras, si no que todo fue una farsa y se ha pasado los últimos 15 años despilfarrando el dinero que le dio Halgón para que desapareciera. Viejo y sifilítico ha vuelto a su lugar de origen para decirle a Jara, la hija de Alf, la verdad, ella en realidad es el fruto de la violación de Halgón a Mara la hija de un cacique cuervo que se había fugado y vivía amancebada con el hijo de Turgón, el curtidor.

Desde bien pequeña la lavaban el pelo con manzanilla, para que su color negro se convirtiera en rubio y pareciera Valbar… al igual que Ilma. Por eso cuando la dijeron que ella en realidad era cuervo recurrió a Ilma y la usó para desarrollar su venganza, aunque ésta intentó disuadirla.

En un momento de sorpresa de todos Steya se acercó a Halgón y le dijo con increíble lucidez, “siempre pensé que ella gestionaría mejor nuestras propiedades que el resto de tus hijos”…

Tras esto Halgón pidió a Yoren, Bardo y Ambrosius que fueran tras ella para pedirla que le sucediera a su muerte.

02 febrero 2007

Mentiras sobre mentiras, I.

Hacía ya una semana que Yóren había salido del hospital y había empezado a desentumecer su pierna dando largos paseos. Al amanecer recorría los campos de cultivo en la otra orilla del río con su hijo, su cuñado y dos cachorros ya crecidos de perro de campo que le habían regalado a Bardo con el ánimo de que sirvieran de centinelas en la granja.

Cuando el Sargento consideró que podía volver a intentar localizar un buen lugar para construir su granja. Esa mañana madrugó para su paseo matutino y a la vuelta se dirigió a las dependencias de la legión a hablar con Morgalad sobre la futura ubicación de la granja.

Al llegar les sorprendió que el legionario de guardia les recibiera con “Pasen les está esperando”. Al parecer Morgalad al saber de su recuperación les había mandado llamar.

Lo encontraron sumido en profundas cavilaciones guiadas por las montañas de legajos que cubrían su mesa.

“Bienvenidos, tomad asiento” dijo con clara satisfacción al poder dejar por un momento el problema sobre el que estaba trabajando. “Gracias por venir tan raudos”. Yoren y Bardo se miraron sin añadir ni un sonido a la imprevista y afortunada confusión. “Me enteré de vuestro desafortunado encuentro con los giaks, me alegro de ver que estás completamente recuperado”. Hizo una reflexiva pausa y continuó.

“Creo que hay un asunto que puede interesaros, un buen amigo tiene un problema y me ha pedido gente capaz, sentada y de confianza que le ayude a arreglarlo.” La cara de Yoren le sugirió que no sería conveniente que los considerara como a unos vulgares “soldados de fortuna”. – No me malinterpretéis, sé que estáis buscando un buen lugar en el que situar vuestra granja y ésta persona estaría dispuesta a intercambiar hectáreas con vosotros una a una, en el lugar que vosotros eligierais.

El gesto de Bardo cambió de confuso y precavido a jovial y receptivo mientras Yoren se acomodaba un poco más tranquilo en su butaca mientras esputaba un parco –Cuenta…

- Mi amigo es un excenturión de la octava legión cuya licencia coincidió con la caída del Señor de Vornost y que junto con otros compañeros supieron sacar ventaja tomando para ellos sus tierras y fortaleza. En el último mes está sufriendo extraños sabotajes e intimidaciones por lo que me ha pedido gente cabal y despierta, pero sobretodo discreta y de confianza. ¿Os interesa? – dijo el viejo sargento mientras jugaba con un despacho con un gran sello de lacre abierto.

Yoren miró a su cuñado, el cual asintió con gesto seguro. Y contestó – Cómo se llama y cuando nos espera-.

- Halgón, y podeis os recomiendo salir mañana mismo antes del Alba, el camino a Vornost os consumirá toda la jornada. Afirmó Morgalad mientras les entregaba el despacho. Los dos cuñados se levantaron despidiéndose con una inclinación de cabeza mientras el soldado se llevaba la mano al pecho como saludan los militares.

Durante el resto del día se dedicaron a los preparativos del viaje. El otoño parecía que se había vuelto algo más benévolo, pero en las tierras altas el clima cambia con facilidad así que prefirieron pertrecharse adecuadamente.

Antes de que saliera el sol ya estaban de camino Bardo, Yóren y los dos perros. Siguieron la vereda del río tal y cómo les habían dicho, ya desde medio día se divisaba a lo lejos el Alcázar del Vor, y la imponente escalinata que unía el valle con el páramo. Caía la noche cuando exhaustos llegaron al pueblo que rodea la fortaleza… Sorprendidos se dieron cuenta de que sus pobladores eran todos bárbaros de rubio pelo, desgarbado andar y voz gutural. Bardo se acercó a uno y le preguntó sin saber muy bien si le entendería -¿Halgón? – El enorme bárbaro respondió simplemente señalando la fortaleza.

Cuando llegaron a la puerta la guardia estaba cerrando las puertas, simplemente con enseñar el sello del despacho les indicaron que la casa del comerciante de lanas estaba al final de la calle principal al lado de la otra puerta.

Llamaron a la ornamentada puerta de caoba y al rato apareció una anciana – Venimos a ver a Halgón,- dijo Yóren mostrando el sello del despacho. La anciana miró el cinto del exlegionario y dijo- Pues tendréis que esperar – utilizando una expresión muy típica de los Sarianos. Apenas un par de minutos después volvió a abrir esta vez acompañada de un enorme bárbaro que llevaba a medio poner una ridícula cota de anillos acompañada de una mucho más imponente espada de las que en el norte llaman “tullidas” ya que las suenen hacer a partir de mandobles rotos ya que no conocen cómo soldar el hierro.

Les hicieron acompañarlos hasta el primer piso en el que en una gran sala que hacía las veces de cocina, comedor y despensa un grupo de comensales con aspecto de ser los trabajadores más allegados del señor se disponían a cenar. El mejor vestido de todos se acercó y les dijo -Hola, soy Érgon albacea del señor Halgón.

Érgon les explicó que el señor estaba sufriendo una serie de desgraciados actos de sabotaje que le habían hecho perder la salud. Que estaba muy mayor y que deberían esperar al día siguiente. Del piso de arriba se oyó una voz cascada y cansada que insultó a Ergon y le instó a que subieran los recién llegados.

Halgón parecía un viejo consumido por sus propias malas acciones, mezclaba delirios y corduras hablando de cómo desde hace tres semanas aparecen las criadillas de un Yuk de su propia manada desangrado en su almohada cada pocos días.

Mucho menos lúcida parecía su mujer Steya que no paraba de hablar de sus hijos en Saro y de hacer tisanas para todo el mundo (las quisiese o no)…

Tras esto Cena en la cocina conocen a Alf el callado y rubísimo capataz Valbar y a Mutfast un dicharachero mestizo que les cuenta que los cuervo tenían una especie de brujas que hechizaban a sus enemigos con sortilegios de este tipo justo antes de recibir una patada por debajo de la mesa de Alf, y recibir una regañina tras la cortina de la cocina por parte de Imal, la rubia y vetusta cocinera que hace que toda la casa huela a buenos guisos y especias frescas.

No obstante les cita para seguir hablando con ellos tras la cena en la taberna verde, allí es donde se encuentran con Aurelius un estrafalario personaje con ropas de vaquero en vivos colores que afirma ser experto en eliminar a las alimañas que matan el ganado y que ha sido también contratado por Halgón.

Desde la hospedería nuestros amigos vigilan la casa hasta que ven como una ventana se abre y deja caer un trozo de lienzo. Corren a recogerlo y encuentran un dibujo de un pozo en él. Con mucha precaución vigilaron el pozo norte de la ciudad hasta que apareció una figura femenina. Ilma, la cocinera.